domingo, 18 de septiembre de 2011

Llagas y curas

La mala verdad,
la fruta derretida delante de nosotros.
La pena carcelaria que encierra la desesperanza del destino.

Renunciar al destino desanimado
que parece dictarnos el tirano
que tenemos guardado en nuestros bolsillos;
en nuestro hambre egoísta
que pela los huesos de nuestra miseria.
Ese tirano poderoso
que se esconde detrás de la piedad,
en la orgullosa postura al dar una lismona.
En el agrio sabor que endulza el mas sectario placer.
Aquel que adula con cosquillas
nuestro ego masturbero,
dormido en su habitación de espejos y suaves palabras.

Renunciar a su argumento de supra-justificaciones
que lógicamente ordenan las acciones
en perfectas recetas y teorías;
como si nosotros pudiéramos ser lo que queremos,
como si el sueño es la realidad,
Renunciar…

Renunciemos a lo puro y seamos humanos.

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